Últimamente, hemos recibido consultas sobre cómo innovar en el modelo de negocio de Universidades. Ya tenemos experiencia en innovación ayudando a grandes estructuras con muchas inercia, como son empresas, ONGs, administración,… y estamos convencidos de que es un modelo que se puede aplicar también a Universidades.
En el fondo, una Universidad es como una gran empresa, no producen tornillos, electrodomésticos o ruedas, pero tienen un modelo de negocio que debe permitir hacerlas rentables. Por ello, cualquier innovación en su modelo de negocio, podrá permitirles posicionarse a la cabeza y superar a su competencia, además de optimizar los gastos y beneficios para hacerlas más rentables.
Muchas veces creemos que las Universidades, especialmente las públicas, aunque también las privadas, no pueden innovar en su modelo de negocio. De hecho, si preguntamos, muchas personas creerán que una universidad ni siquiera tiene modelo de negocio. Pero eso no es así;
“Cualquier estructura diseñada para crear, entregar y captar valor tiene un modelo de negocio.”
Otra cosa es que su espíritu no sea el de generar beneficios económicos a accionistas, pero modelo de negocio tienen, y por tanto se puede innovar en él.
El problema de las Universidades es que son estructuras por lo geneal muy grandes, con muchos departamentos y con gran inercia, porque llevan funcionando durante años con el mismo modelo de negocio. Esto hace que su evolución sea muy lenta o apenas se produzca. En este artículo no hablo de innovación en el sentido de investigación, tecnología o I+D, hablo de innovación en modelo de negocio, de cómo la propia Universidad capta, entrega y crea valor como entidad.
El modelo de negocio tradicional, básicamente y salvo excepciones, está basado en las matrículas de los alumnos, subvenciones y poco más. En las Universidades públicas, cuando las subvenciones se recortan, las matrículas suben y esto repercute en los alumnos haciendo más difícil el acceso a la Educación. Otra causa son los temidos recortes en investigación.
En las Universidades privadas, donde las subvenciones son menores o nulas, la mayor fuente de ingresos proviene de las matrículas de los alumnos, que lógicamente pagan un precio mayor.
En tiempos de crisis ambos tipos de universidades, se plantean la necesidad de innovar en su modelo de negocio tradicional, para seguir la actividad docente, la investigación, publicación y transferencia del conocimiento.
Es cierto que cada universidad es diferente. Su visión, la manera de hacer las cosas, la mentalidad, la tradición… varía de una a otra. Pero a grandes rasgos, existen unas características comunes a todas.
- Disponen de una gran estructura.
- Muchas inercia y resistencia al cambio (como entidad)
- Muy departamentada y jerarquizada. La toma de decisiones es complicada.
- Las personas que componen la Universidad no acaban de entender la necesidad de innovar en el modelo de negocio.
- Disponen de mucho talento interno.
El objetivo de la Universidad no es ganar dinero (como en una empresa) pero sí tener un modelo de negocio que la haga sostenible, que permita inversiones en infraestructuras, en equipamiento, en profesorado de calidad, en investigación y en transferencia de conocimiento al mercado.
Partiendo de esa premisa, la manera de afrontar la innovación en su modelo de negocio, debería ser similar a como lo hace una gran empresa y lógicamente en la Universidad como en una gran empresa, es un comportamiento antinatural que genera una gran resistencia.
Entonces ¿cómo es posible afrontar ese proceso de innovación?
Equipo de innovación
En primer lugar, lo ideal es formar un equipo de innovación que sea el encargado de liderar, probar, experimentar y desarrollar la innovación en el modelo de negocio.
El equipo de innovación debe estar formado por personas heterogéneas de diferentes departamentos, con visión y con capacidad de decisión. No debe ser un grupo de más de 6 o 7 miembros, porque interesa un proceso rápido de toma de decisiones. Es importante en cualquier proceso de este tipo contar con personal externo que aporte su visión, su experiencia y su conocimiento de otros modelos de negocios en industrias ajenas a las Universidades. En el caso de Nadielabs, aportamos nuestra experiencia empresarial, nuestro conocimiento y herramientas en el proceso, pero el cambio se debe dar con el personal propio de la Universidad.
El equipo a su vez debe estar formado por personas motivadas con el cambio y con la metodología que se vaya a emplear para llevarlo a cabo.
Toma de decisiones
El proceso de toma de decisiones debe ser rápido, por lo que lo ideal es que el equipo sea autónomo y autosuficiente. Esto es lo más difícil de conseguir, porque generalmente los equipos se forman por personas que están a tiempo parcial y lógicamente la mayor parte de su tiempo la absorbe el modelo de negocio tradicional de la propia universidad.
Esto crea un problema importante, porque los proyectos se van alargando, con la consiguiente desmotivación, pérdida de objetivos, plazos y recursos.
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Métricas
Un error muy común tanto en empresas como en este tipo de estructuras, es medir los resultados con las mismas métricas con las que se mide el negocio principal. Esto generalmente conlleva que no se alcancen los objetivos, crea desasosiego, desconfianza y desmotivación.
La innovación en modelos de negocio implica diseñar métricas diferentes, que permitan medir el aprendizaje, los resultados, la ejecución pero desde una óptica diferente, como lo haría una Startup.
Metricas sencillas, ciclos de aprendizaje cortos, y toma de decisiones rápida. Decirlo es más fácil que hacerlo, sin duda.
Implantación del nuevo modelo de negocio en un entorno controlado
“Piensa en grande, prototipa en pequeño”
Una cosa es idear un nuevo modelo de negocio y otra muy diferente ponerlo en práctica. Lo complicado es pasar a la acción. Para eso, se crea un grupo pequeño, con experimentos controlados, que permitan obtener la información suficiente en un ecosistema controlado para saber si ese nuevo modelo de negocio tiene o no sentido.
Los ingresos generados por ese nuevo modelo de negocio repercutirían íntegramente en que ese grupo innovador siga investigando, creciendo y desarrollando nuevos experimentos y nuevos planteamientos de modelos de negocio.
Por ejemplo, supongamos que una Universidad quiere lanzar un nuevo modelo de negocio basado en generar spin offs de la propia universidad, por ejemplo creando una incubadora de empresas. (Sé que muchos pensareis que eso ya lo hace vuestra universidad. Si es así enhorabuena, pero os animo a revisar los resultados de los últimos años, y veréis si la realidad se corresponde con lo que creíais y la cantidad de ingresos generados por ello, permite derivar un negocio rentable.)
Lo lógico sería que ese equipo de innovación que gestiona la incubadora, identificara un proyecto con potencial, alumnos, investigadores, profesores y personal ajeno o interno especialistas en estrategia y que aportaran diferentes metodologías. Generar todo el aprendizaje posible de ese piloto y modificar lo necesario antes de hacer lo mismo con otros 2 o 3 proyectos más. Si da buen resultado lanzar un programa a mayor escala y generar ingresos a través de él.
Autor: Alfonso Prim (@Alfonso_Prim)
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muchas gracias, me ha servido mucho el artículo y quisiera citarlo en un trabajo si así lo autoriza. También me gustaría saber la fecha del post para la bibliografía.
Hola Héctor, gracias por tu comentario. Puedes citar el artículo sin problema en tu trabajo. El post es de septiembre de 2014. Un cordial saludo.