Fracaso es una palabra que cuesta pronunciar. Pero saber qué has aprendido, por qué te han ocurrido las cosas y cómo evitar que te vuelvan a ocurrir es la clave para tener éxito en el futuro con tu próxima idea de negocio. En este post te cuento las lecciones de mi primer fracaso emprendedor. La palabra fracaso, es un duro golpe para nuestro ego. Reconocer que un proyecto emprendedor no nos salió bien, es una prueba dura. A veces cuesta tanto decirlo que lo mantenemos oculto, no sea que alguien se entere y piense: “ese es el listo que quería montar su propia empresa,… mejor si hubiera seguido trabajando como la gente normal”…

Pero, ¿qué es un trabajo normal? o mejor dicho, ¿por qué creemos que emprender no es un trabajo normal?

La mayoría de las veces es por la educación que hemos recibido, donde no se premia al que se arriesga, si no que se le apunta con el dedo. Además las administraciones, tampoco facilitan las cosas, porque estás obligado a pagar un montón de cosas, antes de abrir la persiana de tu primer negocio. Si después va bien o mal, no importa, siempre que hayas pasado previamente por caja…

Fracaso emprendedor lecciones

Lecciones que aprendí de mi primer fracaso emprendedor

Pero emprender es un camino. Ya lo hemos comentado en otros post. De media se tarda 5 años y 3 proyectos fallidos, para que un emprendedor alcance el “éxito”. Ese periodo de tiempo, los fallos, fracasos, errores y aciertos, es aprendizaje muy valioso que nos ayudará a conseguir el éxito. A veces, el fracaso es duro, pierdes dinero, tiempo, amigos e incluso la familia. Cada uno debe ponerse los límites, pero emprender por si no lo sabías, tiene sus riesgos y acertar en tu primer negocio como emprendedor es muy difícil, y más si no te formas en metodologias Lean Startup, por ejemplo, que te ayuden a reducir el riesgo a la hora de emprender.

Dicho esto, el fracaso te enseña mucho más que el éxito. A pesar de la rabia inicial, si tienes la calma y autocontrol necesarios y analizas cada situación, aprenderás mucho más que si hubieras acertado y hubieras lanzado un negocio mediocre.

Me gustaría hablar de algunas cosas que yo aprendí con mi primer fracaso emprendedor.

El estudio de mercado no es contar la idea a tus amigos

Las primeras encuestas, entrevistas y cuestionarios que planteamos para nuestros “clientes”, las hicimos a nuestros amigos, familiares y conocidos.

Familia Innokabi emprendimiento e innovacion

 

Reunimos un puñado de datos que nos animaron a seguir, pero que no tenían fundamento. Es como cuando invitas a merendar a tus amigos para enseñarles a tu hijo. Después de 9 meses y medio de embarazo, 78 horas de parto, 4 meses sin pegar ojo,… ¿Cómo te va a decir alguien que es feo?

Con nuestro proyecto ocurría lo mismo…. La gente pensaba en 3 emprendedores, que se lanzaban a crear una empresa innovadora, con tecnología que cualquiera no podía entender y que hacía algo que a primera vista parecía atractivo (en cuanto rascabas un poco el encanto y el valor que aportábamos desaparecía), así que todos nos decían que adelante, que tenía buena pinta. Lo hicimos, y fracasamos.

Elegir al cliente objetivo es la clave de que haya o no negocio.

En nuestro caso, no elegimos bien quien era nuestro cliente objetivo. Como muchos otros emprendedores creímos que nuestro producto era para todo el mundo y resultó que nadie lo quería. Quisimos abarcar un espectro de personas tan grande que no nos permitió hacer un buen estudio del cliente, ni conocerlo ni por supuesto empatizar con él. Cuando nos dimos cuenta del error, restringimos tanto el cliente que nos quedamos sin negocio.

No tener una propuesta de valor sólida, es un mal negocio

Nuestra propuesta de valor no era potente ni para que las personas acudieran a nuestras sesiones informativas. Así de crudo. Después de desarrollar los primeros prototipos, llegó la hora de colocarlos. Organizamos algunas reuniones para dar a conocer el sistema y las “enormes ventajas” que proporcionaba. No conseguimos reunir a más de 3 personas por sesión a pesar de que inicialmente ofrecíamos nuestro sistema de manera gratuita.

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La respuesta al valor que ofrecíamos se hizo bastante patente, el valor era muy cercano a cero. Lo más triste, habernos dado cuenta tan tarde. Una lección dura, pero muy útil para el futuro.

Innovar y además más barato, no suele ser posible

A pesar de que existían sistemas que pretendían hacer cosas similares, nosotros lo íbamos a hacer mejor. Seguro que a las otras empresas no se les había ocurrido nuestra idea, así que como éramos más listos que nuestra competencia, nos lanzamos…. Al vacío.

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Lógicamente, el resultado fue, que la competencia sí había pensado en la solución que nosotros queríamos aportar, pero era tan compleja, que ni ellos ni por supuesto nosotros sabíamos cómo resolverlo. Además de eso, nuestro objetivo inicial era ofrecer nuestro sistema que era mejor que los existentes a un precio menor. La realidad es que no tuvimos oportunidad de hacerlo porque no pudimos desarrollar lo que queríamos, ni por supuesto a un precio menor.

Seguro que esta idea no se le ha ocurrido a nadie más.

Esta afirmación suele ser común. Las probabilidades de que a nadie se le haya ocurrido antes nuestra idea son bajas teniendo en cuenta que somos 6.000 millones de personas las que poblamos la Tierra.Si no hacemos caso de las probabilidades, basta con mirar algo tangible como las patentes.

En nuestro caso, ni la tecnología, ni la idea, ni la aplicación eran patentables, de manera que difícilmente éramos los únicos que habíamos pensado en esa solución.

Con esta idea nos forramos…

Ja, ja, esta sí que es buena, porque confieso que lo pensamos. No es que lanzáramos el proyecto para hacernos ricos, pero le veíamos tanto potencial que nos lo llegamos a creer. No es una buena motivación pensar que te vas a hacer rico, porque no se suele cumplir y cuando las cosas se tuercen es un valor muy débil para ayudarte a superar los problemas.

En nuestro caso la cruda realidad, fue que no vendimos ni un solo equipo… un resultado bastante alejado de nuestras previsiones iniciales.

¿Tendré problemas con el equipo? Seguro que no, si somos amigos…

El equipo emprendedor es clave para llevar el proyecto adelante. Deben tener objetivos alineados, implicaciones parecidas y perfiles heterogéneos. En nuestro caso, creo que fallamos en las tres, por tanto, las probabilidades de que el proyecto acabara en éxito, se reducían a la millonésima parte.

En resumen, me alegro de haber fallado para aprender, porque a pesar de todo tuvimos suerte. El aprendizaje solo nos costó unos miles de euros, año y medio y casi la amistad de los miembros del equipo.

Si mi experiencia te puede ayudar en tu proyecto empresarial, habré ganado algo más que aprendizaje personal.

 

Autor: Alfonso Prim (@Alfonso_Prim)

 

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Autor: Alfonso Prim - Lanzo y ayudo a lanzar proyectos en Internet aplicando Lean Startup y herramientas de marketing online. Disfruto del creando contenidos online para el blog y el podcast y también, enviando mails donde cuento mi experiencia y aprendizajes lanzando mis propios proyectos.
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